“cada instante, es un nuevo comenzar, con la mochila de experiencia sobre los hombros”

Soy David López, un buscador de patrones y esquemas, un amante de la filosofía estoica como vía de autoconocimiento y de afirmación ante el mundo. Más allá de un cargo o profesión, me reconozco como un ser humano curioso que se sumerge con integridad en los distintos escenarios que la vida me ha requerido, siempre con la intención de adaptarme, aprender y brindar lo mejor de mí al equipo con el que participo.

Mi punto de partida diario es buscar ser mejor que el día previo. Desde que conocí el concepto, el kaizen se volvió faro y mantra. Puede que no siempre lo logre, sin embargo he aprendido que cada momento es un nuevo comienzo con la ventaja de cargar en mi mochila de vida la experiencia del camino. A ello se suma una convicción: que el servicio y la integridad son pilares no negociables, junto con la honestidad y la confianza.

Hola, soy David

¿Qué me mueve?

Encuentro disfrute en el conocimiento, entender problemas y transformarlos en la búsqueda de acciones concretas que aporten soluciones valiosas. Para mí, el proceso de investigar, experimentar y aplicar es tan enriquecedor como el resultado final, sobre todo por la convicción del esfuerzo en beneficio de alguien más. Así mi motor principal es este sentido de servicio: en el apoyo, facilitación y acompañamiento de procesos de transformación.

Hace poco encontré este principio africano con el que resoné: Ubuntu: yo soy porque nosotros somos.

Busco mantener el equilibrio entre lo realizable y lo deseable, trabajando en ciclos incrementales que den valor real a la persona, al equipo, a la organización y a la comunidad.

Y detrás de todo esto, mi familia es el combustible que me sostiene y me inspira cada día.

Mi trayectoria en breve

Como ingeniero, mi camino profesional comenzó casi por azar, entre amistad y oportunidad. Empeño, resiliencia y la curiosidad por expandir mis conocimientos ha sido lo que me ha traído hasta aquí. He aprendido a ver cada iniciativa o proyecto no solo como una actividad técnica, sino como una oportunidad de servicio.

Algunos momentos clave de mi recorrido han sido: el descubrir en mi primer empleo que cada uno somos una ventana de atención para nuestros clientes; en el siguiente intento encontré mi propósito al apoyar a mi organización en una crisis de ejecución; y en mi última estación, que la conexión genuina entre personas convierte ideas en realidades.

Uno de mis mayores retos fue participar de un pequeño equipo que desarrolló desde cero el sistema base de operación de una empresa. Aquella experiencia exigió creatividad y adopción al vuelo de nuevas habilidades.

Y convencido de que el cambio es responsabilidad personal, he cultivado resiliencia y apertura para explorar caminos no tradicionales cuando la situación lo ha requerido.

En síntesis, mi trayectoria la veo como un aprendizaje para convertirme en un facilitador: duro con el problema, suave con la persona.

Más allá de lo profesional

Me encanta la idea de “mi esquina del mundo” en el que la filosofía y la dicotomía del control del estoicismo me ayudan a mantener el equilibrio, recordándome que la actitud con la que enfrento cada escenario de vida está en mis manos. Encuentro paz en el parque cercano con su ambiente de bosque donde disfruto caminar o trotar. Gusto de escribir para ordenar mi diálogo interno, leer por curiosidad, o sumergirme en música y películas para desconectar.

Y cada día disfruto la magia del regalo, convertido en sonrisa de alegría intima, que recibo al estar en presencia de mis seres queridos.

“El valor ya está en ti, solo es necesario retirar lo que obstruye su despliegue.”

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