¿Qué me mueve?

Creo firmemente que cuando tienes claro el “para qué”, los “cómos” se van resolviendo.
Hoy me mueve mi familia, mi deseo de dejar huella, y la ilusión de ver un mundo donde las personas trabajen con bienestar, dignidad y sentido.
En todo lo que hago, busco la mejora continua. No solo en procesos —eso es lo fácil—, sino en las personas. En nosotros.

Mi trayectoria en breve

Mi carrera profesional comenzó automatizando procesos; me fascinaba ver cómo la tecnología podía facilitar las cosas. Pero con el tiempo descubrí que lo más valioso no es el sistema perfecto, sino la persona que lo usa. Ahí cambió todo.
He tenido muchos retos, pero uno que me marcó fue aprender a cambiar mis propias creencias, sobre todo cuando sentía miedo o inseguridad. No fue sencillo, pero lo enfrenté con constancia, fe y propósito.

Mi única competencia soy yo mismo: la versión de ayer frente a la de hoy.
Para mí, el éxito es vivir como me gusta vivir. El fracaso, simplemente, es no disfrutar la vida que tienes.
Mi día ideal siempre incluye tres cosas: una oración, un momento de meditación y agradecer. Y si puedo reírme con algo —como ver a un niño divertirse como enano—, mejor.

Todos merecemos vivir con propósito. Sueño con un mundo —y con empresas— donde la gente no solo trabaje, sino que se sienta plena, valorada y en paz. Yo aporto lo que puedo: desde la escucha, el ejemplo y la conversación.

Más allá de lo profesional

Me relajo practicando mindfulness, corriendo y andando en bici. Me representa la Peña de las Antenas en Mineral del Chico, y no puede faltar en mi día perfecto una oración, meditación y el agradecimiento. Me gusta observar el mundo con asombro, escuchar con atención y disfrutar la risa genuina.

La mejora continua no es solo para procesos. También es para ti, para mí, para todos nosotros como humanos.
Y si no sabes por dónde empezar… respira. Yo también estoy en ello.

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“Caminar firme, con los pies en la tierra”

Soy Luis Ortiz, un hombre de 61 años, casado, papá de tres hijos y alguien que vive con intención. No me defino por un cargo, sino por mis convicciones, mis relaciones y las experiencias que me han formado. Encuentro paz en la naturaleza, plenitud al correr o andar en bici, y propósito al acompañar a otros en su crecimiento.


Más que hablar de logros, prefiero compartir momentos que han marcado mi vida: mi boda, el nacimiento de mis hijos, mi unión matrimonial… Esas experiencias me hicieron replantear el rumbo y entender que la vida se trata de trascender, no solo de avanzar.